Estoy dando palos de ciegos mientras susurras en mis entrañas que te bese, carnalmente. E intento con todas mis fuerzas evitarlo. No quiero hacerte daño.
Estamos hechos con el material primario de los sueños, corriendo por calles más anchas que la Vía Láctea, pero te he ocultado algo: me aseguro el cinturón cada vez que te vas, con el miedo a perderte. Más vale prevenir que curar, dice mi madre, así que no me lo tomes en cuenta a la hora de recorrer mi columna vertebral con tus dedos.
Te veo andando, calle Sentido-no-especializado, y abres la boca con intención de morder el aire. Como si así pudieras zamparte la contaminación, los errores y a mí. Tienes la inocencia de un niño pintada en el alma.
Eres más ingenuo de lo que pensaba. Yo tengo más hambre de ti que al revés.
Somos caníbales. Insaciables.
Eres más ingenuo de lo que pensaba. Yo tengo más hambre de ti que al revés.
Somos caníbales. Insaciables.
No hay comentarios:
Publicar un comentario