Obviando paréntesis
de amor
de odio
elegimos entre la lista
de la compra
de deseos
y no sé qué pagarte
si tu amor
si tus besos
o el lloriqueo de un niño
que es vida pura
(sin caramelos).
Y cuando creo que te conozco
lanzas una piedra al río
formando
de un reloj
las ondas
de vida
y creas vahos en mis cristales
(nuevos)
con suspiros bañados en lluvia
(míos).
Como en un círculo vicioso
me adviertes que es tarde para comprar,
que me quede de nuevo
viendo esas ondas
(perdiendo el tiempo),
sin crear nuevas listas
cuando tires la última.
Plonk.
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