Tengo el sueño carcomiéndome las entrañas,
brotando indudablemente desde mis ojos
hasta aprender el oficio de ver en la oscuridad.
Sin mí.
Tengo al sueño atrapado –te jodes, cabrón–
por su falta de vitalidad.
Y le gusta, entre
cuatro paredes se piensa mejor.
Entre cuatro paredes se piensa. Y punto.
Soy consciente del sabor a mermelada en la boca,
del tiriteo entre sábanas y sé –con certeza–
que tendré dulces sueños en tu cama.
Conmigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario