24.11.14

Me preguntaba


Me preguntaba si alguna vez fuiste lluvia,
si me acariciaste cada uno de mis poros,
si tal vez tuviste la decencia de morderme en el corazón
  en vez de en el pecho                                                                      
o si decidiste despedirte mientras dormía
sin saber si volverías a mi vida, mi casa, mi mente, mis poemas.

A los doce me cuestionaba las relaciones entre chicos y chicas,
si debía creerme lo que la Iglesia predicaba
o si los repentinos acercamientos de hormonas me revolverían el alma.

A los trece dejé de creer en los cotilleos,
en  los recuerdos
y en las horas en clase.
Dejé muchas cosas atrás.

A los catorce, como adolescente anormal,
no me enamoré.
Ni a los quince.
Ni tan siquiera los dieciséis hicieron que cambiara de opinión.
No hay nadie más cabezota, excepto mi madre.

Los quince fueron retorcidos,
donde descubrí el silencio fiel de compañeros si alguien rompía una puerta
-pero que no me ayudaría si tenía algún problema-.
Fue el tiempo donde decidí que quería psicologear tormentas
sin paraguas, caramelos, zapatos, botellas.

Los dieciséis fueron donde conocí diferentes formas de pensamiento
fuera del colegio católico de monjas,
donde pude volver a sonreír de oreja a oreja,
donde las clases ya no me daban miedo.

Me preguntaba si tuve el placer de explicarte mi todo,
si quizás me has visto cantar o bailar -serías privilegiado-.
Me preguntaba si en verdad existes
o si eres solo mi imaginación
mordiéndome.

En caso afirmativo, por favor,
déjese las rodillas en el asfalto.



22.11.14

La prepotencia de quienes saben amar


Tengo el sueño carcomiéndome las entrañas,
brotando indudablemente desde mis ojos
hasta aprender el oficio de ver en la oscuridad.
Sin mí.

Tengo al sueño atrapado –te jodes, cabrón–
por su falta de vitalidad.
Y le gusta, entre cuatro paredes se piensa mejor.
Entre cuatro paredes se piensa. Y punto.

Soy consciente del sabor a mermelada en la boca,
del tiriteo entre sábanas y sé –con certeza–
que tendré dulces sueños en tu cama.
Conmigo.


Este poema apareció en la revista online EmBLOGrium en el mes de noviembre.

17.11.14

Yo te vi primero


Llevamos un mes tachando las fechas en el calendario, acercándonos más a cada festividad incierta que nos imponen. Hoy es fiesta.
Estamos cansados de celebrar cosas que no recordamos, de felicitar los santos a alguien que no ha hecho nada para que lo llamen como tal. Estamos cansados de festejar cosas que no incumben al ahora ni al futuro. Estamos cansados. Así va España.
***
Hemos lavado con amor la autenticidad para decir que es real, aunque no lo sea, aunque juremos que lo sentimos. Somos auténticos masoquistas. Así vamos.
Y así, masoquista perdida, te digo que te vi primero. Yo te vi primero.
***
Voy a dejar que dispares la tinta contra mí, dejar que tus palabras me sepan a mar, mientras asimilo la canción que acabas de poner y sueño con un velero que te deje acabar la frase a ti primero.
Ahógame como si supiera nadar contracorriente, como si no fuéramos más que papel. Te confieso que nunca hice barcos de origami políticamente correctos, preferían corromperme con sus mareas imaginarias. Voy a cederte el mando de mi mente, así que mátame contra algún faro tú primero.
Tú primero, por ti y por todos tus compañeros, pero por ti primero.