31.10.14

Somos caníbales, pero te vomito


Estoy dando palos de ciegos mientras susurras en mis entrañas que te bese, carnalmente. E intento con todas mis fuerzas evitarlo. No quiero hacerte daño.
Estamos hechos con el material primario de los sueños, corriendo por calles más anchas que la Vía Láctea, pero te he ocultado algo: me aseguro el cinturón cada vez que te vas, con el miedo a perderte. Más vale prevenir que curar, dice mi madre, así que no me lo tomes en cuenta a la hora de recorrer mi columna vertebral con tus dedos.
Te veo andando, calle Sentido-no-especializado, y abres la boca con intención de morder el aire. Como si así pudieras zamparte la contaminación, los errores y a mí. Tienes la inocencia de un niño pintada en el alma.
Eres más ingenuo de lo que pensaba. Yo tengo más hambre de ti que al revés.
Somos caníbales. Insaciables. 

17.10.14

Tengo una extraña pereza a decir mentiras


Tengo una extraña pereza a decir mentiras. O tal vez sea que no sé programarlas.
Tengo una historia, entera, enredada entre páginas y páginas de libros. Letras que se queman cuando las toco, que se graban a fuego lento en mi cabeza y me dicen las verdades más sinceras que he escuchado en años. Tal vez los libros sean el nuevo método de mentira-verdad de algunas personas, puede que me encuentre entre ellas sin saberlo. Y entonces os habría mentido.

Tengo la extraña pereza de no entenderme. Quizás es mejor así.
Observo la habitación, divertida, escuchando sonidos de chistes por el ojo patio. A través de una ventana llena de pegatinas de Campanilla. Y rio cuando puedo, cuando quiero, porque a veces no me entiendo ni yo misma y siempre es una sorpresa averiguarme. Soy una incógnita.

Soy el lugar donde viene a morir el amor, donde se pierde entre laberintos y laberintos de puntos suspensivos, sin saber si puede pasar entre ellos o no. Las emociones huyen de mí y puedo decir, con franqueza, que no estoy orgullosa de ello. Pero me aceptan tal y como soy, y me alegro, y se confían, y se acercan.
Y entonces todo el mundo arde, porque soy incompatible conmigo misma.
Y es verdad.


15.10.14

Me dueles tanto


No voy a decir que te lo dije
porque no vale la pena.
Pero lo hice.
Aún lo sigo haciendo.
Y duele, mucho,
como un cristal que se rompe,
me destrozo las uñas,
contra las cuatro patas de tu cama.
Porque te amo, sin dudarlo.
Sin pensarlo.
Sin proclamarlo a los cuatro dioses.
Sólo a ti, al oído.
Te amo. Te lo dije.
Y no me arrepiento. Aunque no lo repitieras.

11.10.14

9/02/14

A Irene X

Tengo 15 años,
un pelo rebelde de raíz
y un chaleco de gatos.

Tengo 15 años
y siento que la lluvia habla
y me susurra que vaya a La Estación,
como si fuera a vida o muerte
ver recitar a Irene.

Tengo 15 años
y un corazón lleno de promesas
de cuadros de poemas enjaulados.

He estado pensando en viajar,
coger el primer tren de poesía
que descarrile en el andén
y desparramarme como las gotas
de una cerveza por la garganta de Lena.

Hoy, a mis 15 años,
he ido a La Estación sin saber qué era,
sin tener la certeza de si viviría bien los sueños,
las ilusiones, los desamores, la risa y los orgasmos
de Irene X.

He ido,
he comprado versos impresos en corazones,
he escuchado un mensaje de voz ajeno
dejado a Pau y, sin saberlo,
he sabido que esa era mi gente.
Tal vez Irene hiciera referencia
a mis pequeños gatos sonrientes en una firma,
tal vez rompí el paraguas en el camino.

Hoy, a mis 15 años,
escondo ``El sexo de la risa´´ bajo la cama
(junto con tantos poemas que viví)
por miedo a que mis padres se escandalicen.

Hoy te quiero dar un beso querida Irene.
Gracias por dejarme ver tu mundo.

Sevilla llovió de ilusión ese día
porque sentían que algo más grande que ellas
llegaba a la ciudad.

Esa, queridos,
es nuestra Irene.

9.10.14

La lista



Obviando paréntesis
de amor                                                            de odio
elegimos entre la lista
de la compra                                                    de deseos
y no sé qué pagarte
si tu amor                                                         si tus besos
o el lloriqueo de un niño
que es vida pura
                                                    (sin caramelos).
Y cuando creo que te conozco
lanzas una piedra al río
                                                                        formando
                                                  de un reloj                       las ondas
                                                                        de vida
y creas vahos en mis cristales
                                                    (nuevos)
con suspiros bañados en lluvia
                                                    (míos).

Como en un círculo vicioso
me adviertes que es tarde para comprar,
que me quede de nuevo
viendo esas ondas
                                                                 (perdiendo el tiempo),
sin crear nuevas listas
cuando tires la última.
          

                                                                 Plonk.

8.10.14

Con amor



«Con amor,
X.»

Con amor,
tú con chanclas amarillas
queriéndote comer el mundo.

Con o sin plomo,
por favor.

Con gatillo,
déjame disparar a una manzana.

Con o sin camisa
(dejemos de lado el con)
contra el alma
de un pequeño pintalabios rojo.

Te quiero.

Con amor,
yo.